¿Qué és la Inteligencia Existencial?
En esencia, la inteligencia existencial es la capacidad de usar la intuición, el pensamiento y la metacognición para hacer (y responder) preguntas profundas sobre la existencia humana.
Aquellos de nosotros que somos inherentemente existenciales hacemos preguntas como: ¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos vivos? ¿Tenemos un propósito? ¿Por qué y cómo somos conscientes? ¿Cuál es el significado de la vida?
En muchos sentidos, se necesita un cierto nivel de coraje para abordar grandes preguntas y misterios milenarios que han provocado a la humanidad durante milenios.
Según Gardner, “Estas son preguntas que trascienden la percepción; se refieren a cuestiones que son demasiado grandes o pequeñas para ser percibidas por nuestros cinco sistemas sensoriales ”. Sócrates y el Buda son ejemplos de figuras famosas que exhibieron un nivel excepcional de inteligencia existencial.
Un elemento de inteligencia existencial es reconocer y comprender nuestra interconexión con el mundo que nos rodea y el universo en general. Gardner argumenta que un atributo clave de esto es poder percibir la imagen más grande o, en otras palabras, concebir nuestras vidas y acciones cotidianas en el contexto de la gran arena cósmica.
La importancia de la Inteligencia Existencial
En muchos sentidos, el propósito de la educación puede y debe ser inspirar a las generaciones futuras para impulsar a la humanidad hacia adelante. Desarrollar la inteligencia existencial de nuestros jóvenes es una forma crítica de hacerlos más conscientes de nuestro verdadero potencial como especie y comprender el panorama general.
Después de todo, no podemos negar que los jóvenes pensadores que regularmente reflexionan sobre preguntas profundas sobre su propia identidad y la naturaleza humana, dejan espacio para una amplia gama de desarrollo intelectual. Es por eso que muchos también se refieren a esta forma de inteligencia como «vida inteligente».
La conciencia autorreflexiva o «meta-preguntarse» aumenta nuestra capacidad de autoconciencia y autotransformación, tanto como individuos como especie. Después de todo, nuestra conciencia superior y autorreflexiva es una de las características que nos distingue del resto del reino animal. También es uno de nuestros potenciales más sin explotar.
El futuro del trabajo es otra razón más para cultivar la inteligencia existencial de nuestros jóvenes. En una era de creciente automatización, estamos viendo que los trabajos más difíciles de automatizar son los que requieren un pensamiento de orden superior. Más allá de eso, ahora estamos entrando en lo que se conoce como La Era de la Imaginación o economía, que es esencialmente «una economía en la que el pensamiento intuitivo y creativo crea valor económico, después de que el pensamiento lógico y racional se ha subcontratado a otras economías».
Ahora, algunos de nosotros somos más naturalmente existenciales que otros, pero al final del día, es una habilidad que puede desarrollarse significativamente en todos. En medio de una epidemia de salud mental, muchos de nosotros estamos teniendo nuestras crisis existenciales mientras lidiamos con el significado de la vida y nuestro papel individual en este universo. Desarrollar inteligencia existencial no se trata solo de inspirar a las personas a hacer preguntas profundas, sino también de equiparlas con las herramientas que les permitirán abordarlo de una manera que contribuya a su felicidad y bienestar mental.
Personas famosas con una alta Inteligencia Existencial
No es sorprendente que las principales figuras de la historia se encuentren entre los que se puede decir que tienen una alta inteligencia existencial, que incluye:
- Sócrates: este famoso filósofo griego inventó el «método socrático», que consiste en hacer preguntas cada vez más profundas en un intento por llegar a una comprensión de la verdad, o al menos para refutar las falsedades.
- Buda: su nombre significa literalmente «alguien que está despierto», según el Centro Budista. Nacido en Nepal, Buda enseñó en la India probablemente entre los siglos VI y IV a. C. Fundó el budismo, una religión que se basa en la búsqueda de verdades superiores.
- Jesucristo: El fundador de una de las religiones más importantes del mundo, Cristo, rechazó el status quo en la Jerusalén del primer siglo y presentó la creencia en un ser superior, Dios, que posee la verdad eterna.
- San Agustín: uno de los primeros teólogos cristianos, San Agustín basó gran parte de su filosofía en las enseñanzas de Platón, un filósofo griego que propuso la idea de que existe una verdad abstracta que es más alta y más completa de lo que presenciamos en lo real, mundo imperfecto Se debe pasar la vida persiguiendo esta verdad abstracta, creían tanto Platón como San Agustín.
Además de examinar el panorama general, los rasgos comunes en aquellos con inteligencia existencial incluyen: un interés en preguntas sobre la vida, la muerte y más allá; capacidad de mirar más allá de los sentidos para explicar fenómenos; y un deseo de ser un extraño, al mismo tiempo que muestra un gran interés en la sociedad y los que los rodean.
Desarrollar la Inteligencia Existencial
A través de esta inteligencia, en particular, puede parecer esotérica, hay formas en que los maestros y los estudiantes pueden mejorar y fortalecer la inteligencia existencial en el aula, que incluyen:
- Haga conexiones entre lo que se está aprendiendo y el mundo fuera del aula.
- Proporcione a los estudiantes descripciones generales para apoyar su deseo de ver el panorama general.
- Haga que los alumnos vean un tema desde diferentes puntos de vista.
- Haga que los alumnos resuman la información aprendida en una lección.
- Haga que los estudiantes creen lecciones para enseñar información a sus compañeros de clase.
Gardner, él mismo, da algunas instrucciones sobre cómo aprovechar la inteligencia existencial, que él ve como un rasgo natural en la mayoría de los niños. «En cualquier sociedad donde se toleran las preguntas, los niños plantean estas preguntas existenciales desde una edad temprana, aunque no siempre escuchan atentamente las respuestas». Como profesor, aliente a los alumnos a seguir haciendo esas grandes preguntas y luego ayúdelos a encontrar las respuestas.